Así creamos un contenido audiovisual que con un lenguaje de marca totalmente renovado, provocador y, sobre todo, digital llamase la atención a este público joven en su habitat natural, Internet. En un tono irónico estas piezas conectan conceptos surgidos y popularizados en la red con grandes obras clásicas. Y es que, ¿acaso no había ya influencers y selfies en la pintura Barroca del siglo XVII?
El arte lo inspira todo y los jóvenes viven en una búsqueda constante de inspiración, así que solo había que mostrarles el camino de una forma cercana, usando sus mismos códigos.
Con este proyecto, no solo hemos conseguido conectar al público más joven con la Casa Ansorena, sino también crear su marca digital.